Por Valerie Pollmann.
La perimenopausia (transición a la menopausia) y la menopausia (cese natural y permanente de la menstruación) son etapas inevitables en la vida de todas las personas con órganos reproductivos femeninos, pero pocas veces se habla de ellas abiertamente.
Este proceso no solo afecta a las personas que lo experimentan, sino a todos los que nos rodean: un hij@ puede presenciar tus episodios de ira irracional o tu pareja podrá sentir los efectos de tus cambios hormonales. Además, si tu hij@ tiene una pareja es probable que en algún momento tenga que comprender y apoyar a su pareja en esta etapa.
Cuando mi hermana me pidió que compartiera mi historia para un Instagram Live sobre el deseo sexual en la menopausia, decidí hacerlo públicamente y con mi nombre. Quiero normalizar esta conversación y romper el tabú que la rodea. Mi objetivo es empoderar a otras mujeres y fomentar discusiones abiertas sobre la perimenopausia y la menopausia. Espero que las futuras generaciones, como mi sobrina o las hijas de mis amigas, no tengan que abogar por su propia salud y mendigar de doctor en doctor para ser escuchadas. Deseo que tod@s tengan acceso a información clara y a la mano.
Cómo partió todo…
Mirando atrás, creo que mi perimenopausia comenzó hace un par de años, cuando tenía 37 años. Dejé de tomar anticonceptivos a los 30 por decisión propia. Volví a tomarlos brevemente a los 34 cuando me casé, pero no me gustaron sus efectos, así que los dejé nuevamente. Esto me ayudó a estar más consciente de los cambios en mi ciclo menstrual. Noté que mis ciclos se volvieron inestables, variando entre 21 y 30 días. Mi menstruación, que solía durar cuatro días, pasó a durar sólo un día y medio. También cambió la consistencia de la sangre, de ser rosada y elástica a un rojo intenso y coagulada.
Uno de los síntomas más molestos que he experimentado fue el tinnitus constante que apareció sin explicación médica. Este fue el primer síntoma que noté; un día, de la nada, ese zumbido en mis oídos simplemente apareció.
Mi estado de ánimo también se vio afectado: me sentía apática y sin ganas de hacer nada. Aunque mi mente tenía ideas de cosas simples que quería hacer, mi cuerpo simplemente no podía hacerlas. Me sentía paralizada y no lograba salir de la casa.
Noté que tenía menos energía, dormía más pero me despertaba agotada, y perdí fuerza a pesar de hacer ejercicio. También experimenté palpitaciones nocturnas que me despertaban pensando que estaba por tener un ataque al corazón. A veces me mareaba de la nada, tenía irritabilidad extrema, pérdida de cabello y picazón en los oídos. Además, sufrí dolores menstruales que no había experimentado antes, cero interés y ganas de socializar, y una tolerancia casi nula hacia la gente.
Mi relación con mi marido sufrió; cualquier cosa que él hacía o no hacía me irritaba, y pensé que el amor se había acabado. Una de las áreas más impactadas fue mi deseo sexual, que disminuyó notablemente. La falta de deseo sexual aún brilla por su ausencia, lo que aún afecta la intimidad con mi pareja. Sin embargo, ahora él también entiende mi proceso y me apoya, lo cual ha aliviado la presión de tener que mantener una actividad sexual que no deseo en este momento. Este es un tema que muchas mujeres experimentan pero pocas veces se habla de ello.
Un día encontré un video de la Dra. Mary Claire Haver en Instagram, quien explicaba que hay más de 70 síntomas asociados con la menopausia y perimenopausia, y que puede comenzar entre los 35 y 45 años. Lo que vi en ese video comenzó a hacer click y me hizo investigar más sobre el tema.
Tomando iniciativa propia
Es importante destacar que la perimenopausia se diagnostica principalmente en base a los síntomas, ya que las hormonas fluctúan constantemente y no hay un examen específico que pueda confirmar este estado de manera definitiva. Esta variabilidad hormonal puede hacer que los niveles de estrógeno y progesterona suban y bajen, complicando aún más un diagnóstico claro a través de pruebas de laboratorio.
En este contexto, comencé a seguir en redes sociales a especialistas en menopausia que promueven un enfoque holístico. Me volví más consciente de mi alimentación, aumentando mi ingesta de proteínas y fibra y eligiendo una dieta balanceada con poco alcohol; de hecho, mi cuerpo comenzó a rechazarlo. Además, incorporé ejercicio a mi rutina diaria. Aunque se recomienda centrarse en el entrenamiento de resistencia para fortalecer la musculatura, por ahora, mi energía sólo me permite ser constante con el pilates, que practico a diario. Estos pequeños cambios en mi estilo de vida han sido fundamentales para mejorar mi bienestar general durante la perimenopausia.
La Terapia Reemplazo Hormonal (TRH) también se convirtió en una opción importante para mí. Aunque un estudio antiguo en el año 2002 relacionó la TRH con el cáncer de seno, enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y coágulos, nuevas investigaciones muestran que esas conclusiones no deberían haber sido publicadas.
Voy a simplificar la información para ofrecer un panorama claro: en 1998, en EE.UU., se inició el mayor estudio sobre la salud preventiva de la mujer, que debía durar 15 años. Sin embargo, en 2002, el estudio fue interrumpido y se divulgaron resultados preliminares que revelaban riesgos de cáncer de seno. Estos resultados fueron compartidos a través de los medios nacionales antes de ser publicados, generando una alarma masiva. La prescripción de TRH se detuvo y se dejó de ofrecer a nuevos pacientes. En pocas palabras, la cobertura mediática simplificó el mensaje a «el estrógeno causa cáncer de seno».
A pesar de que en los últimos 20 años muchos investigadores y médicos han aclarado la mala interpretación de los datos, esta percepción errónea persiste. Hoy en día, la TRH disponible es bioidéntica y los beneficios de tomarla superan con creces cualquier riesgo para la mayoría.
Después de leer mucho, escuchar podcasts e investigar bastante, empecé a tomar magnesio, vitamina D y zinc, lo cual mejoró ligeramente mi vitalidad, aunque solo fue un alivio temporal. Consulté con mi ginecóloga, quien me dijo que era «demasiado joven» para estar en perimenopausia.
Parece ser que la medicina, especialmente en su enseñanza, se centra únicamente en el parto, los períodos y la fertilidad, pero no en lo que ocurre después. Las doctoras que sigo han declarado abiertamente que no recibieron ningún entrenamiento en menopausia durante sus estudios de medicina y han tenido que vivir ellas mismas la menopausia, leer, investigar y certificarse para entender los procesos por los que pasan las mujeres y así poder ayudarlas. Esto me hizo entender que tendría que abogar por mí misma y tomar las riendas de mi salud.
La importancia de la conversación abierta y el apoyo
El apoyo de mi marido ha sido fundamental. Hablamos abiertamente sobre los síntomas y buscamos opciones juntos. Cuando mi mente tiene ganas de hacer algo, pero mi cuerpo se paraliza, él me ayuda y sale a caminar conmigo cuando se lo pido. Además, leer e investigar me ha ayudado mucho para entender mi proceso y buscar especialistas correspondientes.
Finalmente, viajé para ver a una especialista que me escuchó, validó mis síntomas y me diagnosticó como perimenopáusica. Me recetó TRH no solo para ayudarme a manejar esta etapa, sino para complementar o reemplazar el estrógeno, la progesterona y la testosterona que naturalmente he ido perdiendo con el tiempo.
Ahora, después de tres meses con el tratamiento, los cambios son notables. Duermo mis 8 horas diarias y me levanto descansada, con energía y lista para afrontar el día. Tengo ganas de hacer cosas nuevamente; incluso he salido sola a la feria y lo he disfrutado como antes. Siento que he vuelto a ser yo.
Es crucial que hablemos abiertamente sobre la perimenopausia y la menopausia. La imagen que nos han mostrado los comerciales y revistas es la de una mujer en sus 50 años, abanicándose por los sofocones. Sin embargo, esta es solo una parte de la realidad. Muchas mujeres sufren en silencio, creyendo que es algo que deben soportar. Aún cuando la menopausia es una etapa «normal» en la vida de todas las mujeres, sufrir por ella no debe ser la norma. Como dicen las especialistas que sigo: «Envejecer es normal, pero sufrir es opcional».
La menopausia afecta a tod@s
Mi historia es sólo una de muchas, y si logra ayudar a una mujer, me sentiré feliz. La menopausia nos afecta a tod@s, directa o indirectamente, y es hora de hablar abiertamente sobre ella.
No soy médica y esto no es un consejo médico. Es fundamental buscar a un especialista que las escuche y les ayude a tomar decisiones informadas, ofreciéndoles distintas opciones para manejar sus síntomas, ya sea a través de la alimentación y el ejercicio o si deciden optar por la TRH.
Para ser clara, no se trata de convencerlas de que pidan o tomen TRH; esa es una decisión personal. Mi objetivo es compartir mi experiencia para que tengan herramientas e información que les permitan tomar sus propias decisiones. La perimenopausia y la menopausia no deben ser temas tabú. Compartir nuestras experiencias nos empodera y nos ayuda a entender que no estamos solas. Con información y apoyo, podemos tomar el control de nuestra salud y bienestar.
Recursos que pueden ayudar
Gran parte de la información que he encontrado está en inglés, pero es muy valiosa. Si hablas inglés, te recomiendo seguir a estas especialistas:
– Dra. Mary Claire Haver (está en Instagram, Facebook y ha sido invitada a varios podcast que recomiendo escuchar, además escribió un libro “The New Menopause”).
– Dra. Louise Newson (está en Instagram, tiene un podcast donde habla de diferentes temas semanalmente y recomiendo partir con su libro “The Definitive Guide to the Perimenopause & Menopause).
– Dra. Rocio Salas – Whalen (es mexicana pero vive en NY, y a veces sus reels son en español).
En Chile, Dra. María de los Ángeles Larraín, y las cuentas en Instagram meno_esmas y neopausia.
Recuerda siempre consultar a un especialista antes de tomar decisiones sobre tu salud. El conocimiento, de fuentes confiables, es poder.