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Nunca me voy a olvidar de un caso que fue presentado en un congreso de sexología, donde contaban que una mujer de cincuenta y tantos años, que llevaba treinta de matrimonio, llegaba a consultar porque creía que nunca en su vida había experimentado un orgasmo. Inclusive, le pidió a quien la atendía que por favor le describiera lo que era un orgasmo y cómo se sentía, para saber si efectivamente lo había tenido o no.

Mi primer pensamiento fue “Si está dudando, es porque jamás lo ha sentido. Es imposible sentir un orgasmo y no saber si es un orgasmo”. Es como cuando estás embarazada y se acerca la fecha de parto, y no sabes cómo reconocer una contracción, y todas las mujeres te dicen que es un dolor que no se puede describir, pero que cuando llega, no vas a dudar de que es una contracción. Tal cual, así fue, y no hay mejores palabras para explicar tanto lo del orgasmo como lo de las contracciones.

 

 

Anorgasmia

Se estima que una de cada tres mujeres es anorgásmica; es decir, nunca ha sentido un orgasmo en su vida. De las otras dos restantes, sólo el 27,7% logra alcanzar el orgasmo a través de la penetración vaginal. El resto necesita estimulación manual en el clítoris para lograrlo. O sea, podríamos decir que tener un orgasmo es un lujo.

Me pregunto ¿Cómo nos va a costar tanto lograr algo que es tan placentero? Yo entiendo que sexualmente las mujeres siempre hemos estado más reprimidas que los hombres, pues culturalmente cargamos con la idea de que el sexo está asociado a la reproducción, y no al placer, por lo que nos sentimos culpables de sólo pensar en querer gozar, y no procrear. Entiendo que somos tan mentales, que ni en la cama podemos dejar de pensar en las ciento y un mil cosas que se nos pasan por la cabeza y que no logramos estar presentes en el momento para poder disfrutar de la sensación más placentera del mundo.

Hago un llamado para que dejen de fingirlos y comiencen a exigirlos. Si no hablan con su pareja y no le informan de la situación, es imposible que él sepa lo que les pasa. Nadie tiene una bola de cristal. Si tú finges, él cree que te gusta y que el orgasmo es tuyo.

En vez de actuar, siéntate a conversar e intenta explicar de la manera que te sea más fácil lo que te pasa. Como son conversaciones incómodas, el 99% de las parejas las evitan. Pero la clave está en que ambos estén al tanto del problema para que los dos sean parte de la solución. De lo contrario, tu relación (sexual y de pareja), tarde o temprano, estará destinada al fracaso, y eventualmente tendrás una nueva relación donde va a ocurrir lo mismo.

 

«Tener orgasmos es un lujo, así que tu propósito para este 2018 es ser una mujer de lujos.»

 

Es por eso que la comunicación es clave, y no me refiero a hablar de la casa, la niñera, los niños, los cumpleaños, el auto, los perros, etc. Me refiero a sentarse a conversar de ustedes, de lo que les gusta y lo que no les gusta, de cómo pueden mejorar y crecer sexualmente, de ir juntos a un sex shop y comprarse algo divertido para revolucionarse en la cama y atreverse a hacer cosas que jamás hubieras imaginado. Cada mujer es un universo único, y no hay preferencias erróneas, sólo distintas. Y si realmente pretendes estar con la misma pareja “hasta que la muerte los separe”, deben reinventarse una y otra vez, y no hay forma de hacerlo si no es comunicándose.

 

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